domingo, 23 de junio de 2013

Ayuda

Tengo suerte de las dos cuidadoras que tiene Mª del Carmen además de las que me ha ofrecido ayuda a domicilio del Ayuntamiento de Madrid los días laborables y los domingos,  la ayuda que me ofrecen dos Centros de Día, María Wolff de lunes a viernes y Margarita Retuerto los fines de semana en el programa que llaman Respiro familiar. Estoy contento y tranquilo de tener tanta ayuda para cuidar a mi esposa. Toda ayuda es poca en estos casos dado lo duro que es compartir la vida matrimonial con un enfermo de Alzhéimer. Mientras estoy escribiendo este blog las dos cuidadoras que nos han acompañado este fin de semana en la sierra están con Carmen descansando después de dos días de mucho trabajo y dedicación antes de reanudar la labor que aún queda hasta la hora de acostar a mi esposa. Mañana volvemos a Madrid, a la rutina diaria y una de las cuidadoras sigue semana tras semana un horario laboral que supone llegar pronto por las mañanas para levantarla, ducharla, asearla, vestirla y darle el desayuno, las horas restantes hasta que termina su trabajo las ocupa para arreglar las camas, lavar casi todos los días, adecentar los baños       planchar la ropa, preparar la comida sin contar otras tareas que surgen sobre la marcha. En definitiva, la labor de las cuidadoras de un enfermo de Alzhéimer son de gran ayuda, yo diría que imprescindible para el cuidado exquisito que mi esposa necestita y
para liberarme de muchos esfuerzos que ellas hacen por mi con el fin de que yo tenga mis momentos de ocio y ocupación personal con el fin de no sentirme agobiado o desquiciado por tanto cuidado que exige esta enfermedad. El dinero invertido en estos casos está bien empleado ya que la calidad de vida de Carmen y la mía merecen tenerse en cuenta.

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